Qué frena el ritmo de tu relato – Palabras sanguijuela

¡Saludos, malabarista de palabras!

¿Creías que las expresiones chicle son las únicas que se pegan a los zapatos del lector y se cargan el ritmo de tus historias? Ya me imagino que no. Por eso hoy te traigo una lista de palabras muy especial: las palabras sanguijuela.

Las palabras sanguijuela son palabras innecesarias que crees que forman parte del cuerpo del texto hasta que las arrancas y te das cuenta de que no hacían falta para completar el significado de la frase. Se pegan a otras palabras como un parásito y les chupan la sangre, llevándose con ella toda la fuerza.

Si son innecesarias para transmitir el significado, ¿por qué aparecen estas palabras en tu relato? Por la misma razón que las muletillas aparecen en el habla. La primera vez que escribes una historia, no la estás escribiendo para el lector, sino para ti mismo. Hasta que no tengas el primer borrador, no sabrás de qué va tu historia, y te la estás contando.

El ser humano ha estado contando historias desde que tiene el don de la palabra. Y es muy difícil eliminar todas las expresiones que añadimos de forma natural para dar énfasis o generar tensión cuando le cuentas una historia a un amigo.

Qué frena el ritmo de tu relato Palabras sanguijuela Fuego hoguera contar historias
Los relatos contados al calor del fuego invitan a exageraciones y adornos que acompañan el tono y la actuación del juglar… pero que solo entorpecen la comprensión de tus textos.

¿Has leído algún artículo sobre la importancia de mostrar y no contar? Es una corriente de la literatura, cada vez más influida por el cine, en la que se recomienda que el narrador no le diga al lector lo que pasó, sino que se lo muestre a través de los gestos y acciones del personaje.

Las mismas palabras que sirven para enfatizar y enriquecer una historia transmitida de forma oral suponen un lastre para una narración escrita, en la que la voz del narrador carece de la riqueza  que le dan el tono, las expresiones faciales y los gestos de la persona que cuenta la historia.

Te voy a dejar una lista de las palabras que se convierten en sanguijuela con más frecuencia. Pero antes de que saques la sierra eléctrica y arrases con las que encuentres en tu texto, quiero puntualizar que cada caso es especial y ha de ser evaluado en contexto.

tijeras
Como escritor, es más recomendable utilizar las tijeras de podar que la segadora…

1. Palabras que implican totalidad: una palabra ya implica su totalidad de por sí, no suele ser necesario añadir adjetivos o adverbios que remarquen esta cualidad a no ser que en el contexto se haya indicado que antes era de otra forma.

  • Total
  • Totalmente
  • Por completo
  • Completamente
  • Todo

Ejemplos:

  • La jarra estaba totalmente llena.
  • La jarra estaba llena.
  • Se dispersaron por todo el lugar.
  • Se dispersaron por el lugar.
Qué frena el ritmo de tu relato Palabras sanguijuela Totalidad madurez
«Empezó a salivar al ver las manzanas completamente maduras».

2. Reguladores cuantitativos: se utilizan para modificar la palabra a la que acompañan, pero su abuso solo logra quitarle intensidad.

  • Aumentativos: un aumentativo cada dos páginas no es un problema, pero si todo es «muy» hermoso y el personaje siempre tiene «mucha» hambre, será imposible distinguir cuándo un sitio destaca de verdad por su belleza o el personaje realmente morirá de hambre si no come algo en tres segundos.
    • Muy
    • Más
    • Mucho

Ejemplo:

  • Llevaba los pantalones muy rotos y estaba muy cansado. Hacía muchos días que se había perdido, y temía que, cuando llegara, ya fuera demasiado tarde para redimirse.
  • Llevaba los pantalones rotos y estaba exhausto. Hacía una semana que se había perdido, y temía que, cuando llegara, ya fuera tarde para redimirse.

Otro problema de estos reguladores es que te vuelven vago. Es muy fácil coger una palabra común, ponerle un aumentativo y quedarse tan tranquilo. Pero lo más potente (y lo que tu texto necesita) es que te estrujes el cerebro y encuentres la palabra que expresa lo mismo que el aumentativo unido a otra palabra. Practica y verás cómo tu texto gana fuerza.

Ejemplos:

  • Muy frío —> helado
  • Muy tonto —> estúpido
  • Muy caliente —> ardiente
  • Muy mojado —> empapado
Qué frena el ritmo de tu relato Palabras sanguijuela Estrella fugaz aumentativos
Nunca dirías que este muchacho corre tras una «estrella muy rápida»… porque está claro que persigue a una «estrella fugaz».
  • Diminutivos: el problema con los diminutivos es que aportan una protección al personaje que este no necesita. Cuántas veces he leído «estaba un poco gordo». Pues mira, o estaba gordo o no lo estaba. Difuminar las palabras solo hará que la imagen mental le llegue borrosa al lector. «Casi se hizo daño». No, «se hizo daño».  Y el lector sufrirá con el dolor del personaje. Para implicar al lector es necesario llamar a las cosas por su nombre y llegar a extremos, porque nadie quiere leer una historia escrita a medias tintas.
    • Un poco
    • Casi
    • Bastante
    • Alguno

Ejemplo:

  • Estaba un poco asustada. Casi se había dado un golpe en la cabeza y su corazón latía bastante acelerado.
  • Estaba asustada. Se había dado un golpe en la cabeza y su corazón latía acelerado.
Qué frena el ritmo de tu relato Palabras sanguijuela Diminutivos medias tintas duda
«Pero si “casi” le dolió… ¿Le llegó a doler o no?».

3. Verbos sanguijuela: preceden al verdadero núcleo de la oración e indican la capacidad de ejecutar la acción, el comienzo de la acción o la obligación de ejecutarla, por ejemplo. Frenan el ritmo de la lectura aportando matices innecesarios y hasta perjudiciales para la potencia del verbo.

  • Poder + verbo
  • Ser + verbo
  • Hacer + verbo
  • Haber + verbo
  • Tener que + verbo
  • Intentar + verbo
  • Decidir + que
  • Parecer + que
  • Sentir + que
  • Comenzar + a
  • Empezar + a
  • Tratar + de

Ejemplo:

Sintió que le dolía la tripa. Debía de haber comido algo en mal estado. Decidió que lo mejor era ir al baño antes de que ocurriera un accidente. Miró a su interlocutor y se disculpó, tratando de contener una arcada. Empezó a correr hacia las puertas, pero no pudo llegar a tiempo. Comenzó a vomitar sobre la alfombra y toda la corte pudo contemplar su vergüenza.

Le dolía la tripa. Debía de haber comido algo en mal estado. Lo mejor era ir al baño antes de que ocurriera un accidente. Miró a su interlocutor y se disculpó, conteniendo un arcada. Corrió hacia las puertas, pero no llegó a tiempo. Vomitó sobre la alfombra y toda la corte fue testigo de su vergüenza.

Qué frena el ritmo de tu relato Palabras sanguijuela Hazlo o no lo hagas pero no lo intentes Yoda
Ya lo dijo un sabio verde y bajito en una galaxia muy lejana… «Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes».

4. Acotaciones temporales: en la mayoría de los casos no aportan significado porque la forma natural de narrar es cronológica, de lo que se deduce que, si una acción va después de la otra, ocurre a continuación. Otras veces se utilizan para indicar que algo ocurre por primera vez, o que ya ha ocurrido antes, pero esto ya lo sabe el lector, porque ha leído la historia. No cuestiones su inteligencia.

  • Ya
  • Luego
  • Ahora
  • Después
  • De nuevo
  • Entonces
  • Enseguida
  • De repente
  • Finalmente
  • Nuevamente
  • Seguidamente
  • A continuación
  • En ese/este/aquel momento

Ejemplo:

  • En aquel momento llegaron los leones. Entonces los indios sacaron sus armas y se pusieron en guardia. Ahora ya no tenían escapatoria.
  • Llegaron los leones. Los indios sacaron sus armas y se pusieron en guardia. No tenían escapatoria.
preguntas al editor reloj antiguo qué frena el ritmo de tu relato palabras sanguijuela acotaciones temporales
Si ordenas los sucesos, no te hacen falta las acotaciones.

Conclusión

Esta es una pequeña guía sobre palabras que suelen dañar al texto en lugar de mejorarlo. Aportan matices, sí, matices que no siempre son necesarios. Y entiendo que, a lo mejor, en una frase de cinco palabras como las de los ejemplos no te moleste una palabra de más, pero ¿qué me dirías si de un texto de un millón de palabras consigo cortar doscientas mil? Dirías que estoy loca, que soy una exagerada.

Puede que tengas razón en ambas apreciaciones. Quizá un 20% es demasiado, pero una media del 10% de lo que escribes en tu primer borrador es material innecesario. 

Si eres de los que son capaces de escribir un texto de un millón de palabras, estoy segura de que tus lectores agradecerán que les ahorres el trabajo de tener que leer cien mil palabras innecesarias. El ritmo de la novela mejorará y su tiempo de lectura también.

Espero que esta lista te ayude a estar en guardia y que aprendas a distinguir las ocasiones en las que la palabra completa el significado y beneficia al ritmo de la frase y aquellas en las que el uso de la tijera velará por la fuerza de tu texto.

Y tú, ¿tienes las historias llenas de palabras sanguijuela? ¿Eras consciente de la cantidad de palabras que no aportan significado a los textos? Cuéntamelo en los comentarios.

Si el tema te ha parecido muy complicado y no te crees capaz de distingur las palabras sanguijuela de tu texto, no te desanimes, es cuestión de práctica. ¿Necesitas ayuda para encontrar tus palabras sanguijuela? Para eso estoy aquí.

Y esto es todo por hoy. Te deseo inspiración en tus historias, buena pluma para escribirlas y sabias tijeras para pulirlas. Hasta pronto, alma curiosa.


Créditos de imágenes
Pixabay
StarWars.com

16 comentarios en «Qué frena el ritmo de tu relato – Palabras sanguijuela»

  1. Francisco Muñoz Sánchez dice:

    No era consciente de las reiteraciones de estas palabras sanguijuelas ancladas en mi primer texto, me ha sorprendido que el eliminarlas mejoraba la lectura. Muchas gracias, creo que he aprendido a que no todo es correcto y la mayoría es mejorable.

    • Ana Escudero Portal dice:

      ¡Hola, Fracisco!
      Me alegro mucho de que te haya sido útil y hayas disfrutado de corregir tu texto con estos trucos. Parece mentira cómo cambia el ritmo haciendo una limpieza de estos términos. Y sí, la literatura es mejorable siempre. Por eso también es importante reconocer el momento en el que te tienes que dejarla ir 🙂
      ¡Un abrazo y muchas gracias por comentar!

  2. Viviana Talavera dice:

    A esa primera poda luego de la escritura Stephen King le llama “la regla del diez por ciento”. Si se le puede quitar un diez por ciento de palabras a un texto sin que su sentido cambie, es porque sobraban. Las primeras en caer deben ser los adverbios y los gerundios. Y el vicio que estamos adquiriendo los hispanohablantes de inventarnos nuestro propio presente continuo en vez de utilizar el futuro.

    • Ana Escudero Portal dice:

      ¡Hola, Viviana!
      He leído Mientras escribo y le dio un gran impulso a mi forma de escribir y de corregir. Un libro magnífico con grandes reflexiones y consejos muy prácticos. Y menuda batalla tengo con los gerundios…
      Gracias por comentar, ¡un abrazo!

  3. Slevink dice:

    Me encanto tu articulo, Siempre encuentras la forma de mostrar temas que están a simple vista y no parecen un problema y mostrar que siempre se puede mejorar.

    Me tomo la atribución de preguntarte. ¿como se si estoy enriqueciendo el texto o lo estoy colocando de manera muy empalagosa sobre embelleciéndolo eso esta relacionado con estas palabras sanguijuelas?

    Gracias por el articulo.

    • Anael dice:

      ¡Hola, Slevink!
      Me alegra mucho que te sirva el artículo y haga visibles detalles que antes te pasaban desapercibidas. Ese es el oficio del corrector 😀
      Sobre tu pregunta: para saber si estás mejorando el texto, al añadir palabras es importante que te preguntes si aportan significado. Si es el mismo sin la adición de una palabra, esa palabra es innecesaria para el texto y le roba fuerza a las que sí aportan matices.
      ¡Gracias a ti por comentar y un abrazo!

  4. Rafa dice:

    No sé si agradecerte o enojarme contigo. No te creas, es broma. La verdad es que desde que leo tus artículos me he vuelto mas exigente con las historias que leo, eso sí, también me ayudan a construir mejor las mías. Gracias.

    • Anael dice:

      Jajajaja, te entiendo, Rafa, a mí me pasa lo mismo cuando leo. He tenido que reaprender a leer por placer y sin corregir todo mentalmente, porque madre mía.
      Me alegro muchísimo de que los artículos te ayuden con tus historias.
      ¡Gracias por comentar, un abrazo!

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